“La originalidad de mi creencia, escribía Teilhard, consiste en que echa
sus raíces en dos dominios de la vida habitualmente considerados como
antagonistas. Por educación y formación intelectual yo pertenezco a los hijos
del cielo. Pero por temperamento y por estudios profesionales yo soy un hijo de la
tierra ... Después de treinta años consagrados a perseguir la unidad interior,
tengo la impresión de que se ha operado, naturalmente, una síntesis entre las
dos corrientes que me solicitan. Hoy creo, probablemente, más que nunca en Dios
y, desde luego, más que nunca en el mundo.
No está aquí, en una escala individual, la solución particular, esbozada
al menos, del gran problema espiritual con el que choca, en la hora presente,
el frente de avance de la humanidad.”
Si pudiera expresar por escrito mis pensamientos y sentires asi precisamente es como lo diría, como este insigne hijo de la Iglesia, que dicho sea de paso sus escritos fueron condenados por la misma Iglesia prohibiendo su manera de ver a Dios y su Creación.
ResponderEliminarTe felicito mi negra bella por tan hermosa entrega. Celebro escribas de nuevo en tu blog. De Chardin aprendió que el crecimiento espiritual no es un asunto de iglesias, más bien el fruto de la relación de Dios con cada alma en particular. Te escribo desde Miami, donde estoy con mi esposa visitando a mi hijo. Besos!...Albatros.
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