jueves, 14 de abril de 2011

… y hablando de cartas a los hijos, debo decirles que el 23 de abril de 19.., setenta y seís días después de haber sido escrita la carta para Alejandro, mi hija Marjorie también pidió la suya con análogo perfil. El motivo era el mismo, se trataba de una tarea de corte escolar, la cual también debía ser leída en el salón de clase. Para ese entonces mi muchacha contaba apenas 10 años de edad. A partir de aquí la carta dirigida a nuestro bello ángel… “Apreciada hija: A tu madre y a mí nos llena de complacencia cuando pides que te escribamos una carta. ¿Sabes amor…, que antes de nacer ya te conocíamos? Sabíamos que eras una niña. Dios lo quiso así y te trajo a nuestro hogar dándonos tan grande alegría. Eres bella e inteligente, la princesa de la casa. Hija, queremos hablarte del propósito de la existencia y el sentido de la vida. El sentido de la vida no es otro que la participación consciente en el Plan de Dios, un Plan que conduce a la manifestación de todo lo bello, todo lo grande, todo lo perfecto en todo cuanto expresa vida. Nuestra participación en este Plan conlleva no poca responsabilidad, por cuanto exige de nosotros un crecimiento ético, intelectual, emocional y espiritual que nos convierta en instrumentos cada vez más perfectos al servicio del Ser Supremo en su tarea de construir el Reino. Busca a Dios dentro de ti. Como lo dijo el apóstol Pablo, Él está más cerca de nosotros que la propia respiración. Observa en tu naturaleza interior, encontrarás dentro de ti fortalezas y debilidades. Esfuérzate en convertir las debilidades en fortalezas. No es un trabajo sencillo, pero debes recordar que Dios está a tu lado y te inspirará en el trabajo de transformar tu personalidad porque Él es la Verdad y la Verdad te hará libre. Te pedimos cultives durante tu existencia los valores que hacen grande y superior al ser humano, a saber, la autodisciplina, que te hará dueña en gran medida de ti misma; la compasión, que te hará sensible y humana; la responsabilidad, en todo cuanto realices; la amistad, el don más preciado; el trabajo, que te proporcionará la alegría de haber forjado lo que tienes con tus manos; el coraje, para enfrentar las situaciones que los avatares de la vida pongan en tu camino; la perseverancia, para alcanzar los objetivos que te traces en la vida; la honestidad, en todo cuanto hagas y digas; la lealtad, hacia los grandes ideales que desarrolles en la vida, y sobre todo la fe en Dios. Hija, tal vez, no entiendes lo que te escribimos hoy. No importa, conserva esta carta y en la medida en que te hagas mujer entenderás mejor lo que tu padre y tu madre queremos decirte. Amor, que el Eterno esté siempre delante de ti, guiándote en el propósito de la existencia, haciéndote grande y superior ¡Que las bendiciones del Altísimo estén siempre contigo, iluminándote y convirtiéndote en la presencia viva de todo cuanto Dios tiene reservado a sus hijos! Atentamente… Tus padres”.

1 comentario:

  1. Tan hermosa como la primera.

    Los padres, sean casados o no, deben mantener una relación estable, es decir que su presencia en el hogar sea visible y permanente, que el pequeño sienta que tiene quien lo proteja, lo cuide, lo defienda, lo abrigue, lo alimente. Todas estas cosas le dan seguridad al niño.

    La educación es una tarea del padre y la madre. Ese esquema tradicional donde el papel del papa era llevar el dinero a la casa y ejercía su autoridad como el ogro que imponía un régimen de terror, producía como respuesta que los hijos en vez de amarlo, le temían y, muchas veces, le odiaban. En la época actual es menos frecuente encontrar este anti-modelo. La mujer de hoy ademas de esposa y madre es también trabajadora. Ella, contribuye en la manutención de la familia, en consecuencia, esa mujer le exige al hombre que colabore en las tareas del hogar y también que le ayude en la educación de los hijos. Es una actividad compartida que también debe tener sus normas: estar claros en los objetivos, conductas, valores y principios que deben ser el punto de partida en la educación de nuestros muchachos.

    Mi labor docente me ha dejado un cumulo de experiencias, unas positivas y otras muy lamentables.

    Te felicito Albatros has sembrado en tus hijos valores que permitirán que cada uno levante sus alas con firmeza y sin temor a nada.

    Aprovecho para felicitar también a esa legión de mujeres que han tenido que asumir, solas, esa tarea tan difícil de educar a sus hijos. Realmente son dignas de admiración y respeto.

    Saludos.

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